Desorganización opaca el reconocimiento a Comunicadores y Emprendedores en Santo Domingo Oeste

Santo Domingo Oeste. RD. El reciente evento organizado por Multimedios Alberto Díaz, en su quinta edición, que pretendía reconocer a comunicadores, periodistas, emprendedores y reporteros gráficos de Santo Domingo Oeste, fue un claro ejemplo de cómo las buenas intenciones pueden desmoronarse sin una planificación adecuada. Lo que debía ser una celebración de la excelencia y el compromiso de más de 600 homenajeados, terminó siendo una ceremonia caótica, carente de organización y coordinación.

El evento se celebró en la sede de ASODIFIMO, en Las Caobas, un lugar con un simbolismo especial por su enfoque en la inclusión y el apoyo a personas con discapacidades. Esto creaba la expectativa de un acto cuidadoso y respetuoso. Sin embargo, la realidad fue distinta. Un evento pautado para iniciar a las 4:00 p.m. comenzó con una hora de retraso y se extendió hasta las 8:00 p.m., con una evidente falta de planificación. La ausencia de un programa claro, una logística deficiente y un ambiente desordenado opacaron el objetivo de la ceremonia: reconocer a quienes dedican su vida al periodismo, la comunicación y el emprendimiento.

 Resulta difícil entender cómo una organización que aboga por el profesionalismo permitió que un evento tan importante fuera manejado de manera improvisada. Esta situación nos lleva a reflexionar sobre la coherencia que debe existir entre el mensaje y la forma en que se llevan a cabo este tipo de actos.

No se trata solo de entregar reconocimientos, sino de crear un entorno que exalte el valor de los homenajes. Si los organizadores fallan en cuidar los detalles que garantizan el respeto y la solemnidad del evento, entonces las palabras pierden su significado. El hecho de que figuras del ámbito político, como el alcalde de La Romana, estuvieran presentes, no compensa el desorden que caracterizó el evento.

Multimedios Alberto Díaz debe reevaluar su enfoque para futuras ediciones. Los reconocimientos  requieren no solo un discurso de excelencia, sino un entorno que esté a la altura de lo que se celebra.